La música de las cifras, 2020
(1) Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
(3) que sin remedio dan al mismo número
Cesar Vallejo, 1892-1938
(Estatura: 1.72 metros.
Peso aproximado: 64 kilogramos.
ID: 74867-2-G-10.)
Los números tienen peso,1 historia; son un cúmulo de fracciones que anhelan tener un significado. Son topografías2 y coordenadas, medidas, esoterismos, íconos, imágenes sordas, fachadas, fechas, política. Entonces, ¿cómo se leen las cifras cuando son parte de un poema?3 ¿Cómo suenan los números en nuestra cabeza?
Podemos aspirar a leer los números, a cargarlos de sentido, inspiración o significado. Cuando la cantidad se hace parte de la escritura, más allá de las reglas gramaticales, ¿qué diferencia hay entre escribir “uno” y “1”? ¿Qué nos lleva a optar por una u otra decisión? Cifra y guarismo es una solución, una alternativa para exponerlos; dos vivencias de su sonoridad, de su alcance al pronunciarse: como si fueran un señuelo que nos atrae a la barbarie.
Escribir números para acercarse a ellos. Al verbalizarlos, nos detenemos como si fueran partes en otro idioma. Más allá de indicar cantidades, la aplicación de numerologías escapa del texto: ¿hay objetividad en los números? Podemos convenir en que las cantidades son parte de los discursos y, por lo tanto, pueden integrar la métrica, la música del lenguaje.
¿Acaso hay una métrica oculta en las cifras que componen a Pi? Wisława Szymborska, que nació en Cracovia —con una superficie de trecientos veintiséis mil ochocientos km2 y un prefijo telefónico actual de doce— busca en Pi su enigma, escribe los números en palabras, evitando los caracteres numéricos. ¿Una suerte de misa oculta? Los textos litúrgicos han funcionado como versos inamovibles en la historia de la música occidental. ¿Hay mantras en los números? En las cifras de Pi estamos ante un recitativo universal que traspasa el lenguaje, una especie de murmullo que doblega a la poesía. ¿Qué se ha adulterado en nuestra memoria? Tenemos la cifra, la sabemos infinita, somos neófitos y recitamos el número de Pi; veneramos tal número como si se tratara de un refrán universal.
Digno de admiración es el número Pi
tres punto uno cuatro uno.
Todas sus demás cifras también son iniciales,
cinco nueve dos porque nunca termina.
No deja abarcar seis cinco tres cinco con la mirada,
ocho nueve con un cálculo,
siete nueve con la imaginación […]
Wislawa Szymborska, Poesía no completa,
trad. de Gerardo Beltrán y Abel Murcia, FCE, 2002, p. 285. ISBN 9786071616685
1. Pi
Es drástico el número de Pi: una palabra y, al mismo tiempo, un abismo para la avenencia. Se enseña en las pizarras, los gises garabatean símbolos, se decodifican a través de la escritura. Se cotillea al respecto, se blasfema en su nombre, se tergiversa su sentido en las pláticas de café. Esta cifra suena, es parte de una “cultura básica”. No es solo matemáticas: está insertado en un ditirambo abstracto de la enumeración. Es un número con una importancia que desconocemos, que es bello recitar, que suena bien en nuestras cabezas y en nuestra fantochería. En nuestros oídos resuena el refrán, el alarde: no es lo mismo 3.1416, que tres punto catorce dieciséis. ¿El número de π es lo mismo que Pi?
2. Los dichos
Escuchemos los números en nuestros dichos: “me cayó el 20”, “poner un 4”, “matar dos pájaros de un tiro”, “una imagen vale más que 1000 palabras”, “la tercera es la vencida”, “estar en el séptimo cielo” —que quizá es la que define mejor este texto: su poca rigurosidad me retiene en “el séptimo cielo” de la alucinación, de un merolico recitando los números pares o las tablas de multiplicar de las canciones infantiles.
2.1. Cantidades intangibles
Los números son cantidades tangibles:
La suma de elementos en un ecosistema y el número de personas en un continente.
Los últimos individuos de una especie en extinción.
i. La progresiva fatalidad de la agonía, ii. la creciente tasa de natalidad, iii. las bruscas maneras de ver el mundo por cifras inexplicables, iv. los idiomas en desaparición, v. las tasas de mortandad, vi. las pulsaciones por minuto de un corazón: vii. un metrónomo.
¿No es esto una forma más del recitativo? Los números se manifiestan como sermones; la fe encarna en las cifras absolutas. ¿Certeza o desconfianza? Sin embargo, los números nos son dados como palabras sagradas o escritas en lenguas lejanas cuya sonoridad intuimos (maya, griego antiguo: la continuación de lenguas sin sonido).
3. Los ecosistemas perdidos
Hay una importancia en los números de seres vivientes, en las cifras de las últimas especies, un fetiche en las cifras “todopoderosas”. Una fe ciega en su exactitud:
Eliot Weinberger, que describió a 30 Changs de la historia y que tiene 206 huesos en el cuerpo, escribe:
Rinoceronte negro africano, ca. 1900: 2.000.000 − 3.000.000
Rinoceronte negro africano, ca. 1970: 65.000
Rinoceronte negro africano, ca. 2000: 3.600
Entre 1970 y 1987 murió el 85% de la población mundial de rinocerontes.
Rinoceronte blanco del norte: quedan 25; extinción inevitable.
Rinoceronte de Java: quedan 60; extinción inevitable.
Rinoceronte de Sumatra: quedan 300; extinción probable.
Rinoceronte indio: quedan 1.700; en rápida disminución.
Rinoceronte blanco del sur: quedan 4.600; posible conservación.
Eliot Weinberger, Algo elemental,
trad. de Aurelio Major (Atalanta, 2007), p. 170. ISBN: 9788493724702.
4. Apocalipsis
En el Apocalipsis de la versión de Casiodoro de Reina (quien le quedó a deber 13 reales al tonelero) y Cipriano de Valera, se lee: “Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número”. Al decirlo en voz alta se puede escuchar el retumbar de los caballos: esos doscientos millones adquieren una sonoridad; la tierra sabe que, cuando retumban los suelos hablamos, de un cuerpo sonoro. Quizá ciertas lenguas originarias podrían responder a esto mediante chasquidos consonánticos, ¿cuántos tronidos para decir “mil caballos”? ¿Será posible, mediante la repetición de fonemas o chasquidos, representar la cantidad?
Cuando escuchamos a los niños recitando las tablas de multiplicar —ese bullicio coral que se repite en las aulas de primaria—, la mnemotecnia se hace presente. Esa incoherencia de operaciones memorizadas que resuena en las aulas de primaria, esas operaciones matemáticas ciegas que se vuelven un catálogo sonoro (sería mejor decir: gritado, donde existe entonación y rítmica, incluso nostalgia por esa retahíla), ¿existirá en las grandes teorías de la física? Al precisar una fórmula matemática, ¿tendrá esta una coherencia en el oído, un sentido melódico, armónico, contrapuntístico?4 Las fórmulas matemáticas se pueden recitar: contienen una sonoridad que las engloba, una métrica oculta. El sonido es, entonces, parte de la solución a los grandes teoremas: las formulas matemáticas anhelan ser palabras para insertarse en la barbarie5 del lenguaje.
5. Cifras oficiales
Hay demagogia en los números:6 los manoseamos y redondeamos. Los números pertenecen a la ficción o a la fe, el “más o menos” el “qué tanto es tantito”: ¿no les rezamos así a los números enigmáticos que aparecen ante nosotros? Vemos con certeza los números de los censos del gobierno; creemos en sus cifras, con las que debemos estar conformes. Se habla de cifras oficiales, ¿no es eso una tragedia? En los poemas más contestatarios las vemos como si fueran la verdad, nuestra única medida de lo que nos cuenta —como seres, como muertos, como desaparecidos, como no nacidos—. Caemos rendidos a sus pies.
Vladimir Mayakovski, que llenó 17 formularios para conseguir el papel con el que le dejó a Lilia Brik su nota de suicido, escribe:
150.000.000 es el nombre del artífice de este poema.
Su ritmo: la bala.
Su rima, el fuego saltando de un edificio al otro.
150.000.000 hablan por mi boca.
Esta edición fue impresa con la rotativa de los pasos,
en el papel vitela del adoquinado.
¿Hay quién pregunte a la luna?
¿Hay quién pretenda que el sol le rinda cuentas?
Vladimir Mayakovski, Conversaciones con el inspector fiscal y otros poemas,
trad. de Federico Gorbea, Ediciones 29, Barcelona, 1997. ISBN: 8471754304.
5.1. Historia fantástica
Los números son historia. Las fechas tienen el poder de llamarse palabras, no sólo por su carga de motivos sino porque la fecha implica una entidad totémica: encuadra, traslada, categoriza. Las fechas son un bestiario lleno de rasgos fantásticos, pero también entidades marginales, acotadas. Algunas requieren una explicación y se muestran indómitas, retraídas, aunque siempre pueden moldearse. ¿Cuántas fechas podemos usar a nuestro favor? Se usan para justificarse, se argumenta con ellas; no se trata del número sino aquello que contiene: un vertedero de historia caprichosa, cargada de pesos militantes, relativos, pertenecientes a la ficción. Se podría decir que la historia habla en fechas, puesto que sus contenidos invocan las visiones de Heródoto. Qué bellas las cronologías con mínimas explicaciones, simples sucesiones de hechos en cuadernos de registro de los edificios gubernamentales. Qué emocionantes las biografías de grandes artistas, por las que solo se sabe de sus movimientos y pagos recibidos. Un puñado de coordenadas y adeudos: único legado de su cotidianeidad.
6. Capicúa
21127
Dos mil ciento doce
Dos, uno, uno, dos.
7. El verso
Vemos la métrica en los números que, siendo parte de los versos, forman la rítmica silábica sin dejar de ser palabras. El gran enigma.
¿El número permite neologismos? ¿Nos encontramos ante la figura más hermética de todas, la más aséptica? ¿Podemos alterar las cifras? Sonoramente hablando, son intocables: ¿cómo alterar el número sin que se vuelva de otra naturaleza, sin que se pierda su particularidad y se convierta en un garabato infantil? Los números son los balbuceos iniciales, el génesis de ese sonido único, inamovible.
Violeta Parra, que se presentó en 325 espacios circenses, escribió en una canción:
Una vez que me asediaste
dos juramentos me hiciste,
tres lagrimones vertiste,
cuatro gemidos sacaste,
cinco minutos dudaste,
seis más porque no te vi;
siete pedazos de mí,
ocho razones me aquejan,
nueve mentiras me alejan,
diez que en tu boca sentí.
8.2. Escuchar y ver los números
Existe una libre asociación en los números.
Los costos de las frutas son una definición.
Todos los dibujos son números.
Los números, paradigma de lo abstracto.
Buscamos contar todos los mundos del número.
Son nombres propios de cosas comunes y corrientes.
Establecen el orden del deseo.
No debemos confiar en nada que nos expliquen con números.
Son fonemas exentos de la voz.
Afirman que no podemos comunicarnos.
Se hacen a medias tintas.
Dios es el peor ejemplo de número.
Las cifras pueden confundirse con hechos.
Lo cultural no es numérico.
Los montones de cosas que vemos no son números.
Las distancias en años luz crean poemas muy difíciles.
Los códigos binarios no son un nuevo mundo.
Las cláusulas de tu divorcio son únicamente decorativas.
Todo está en puntos decimales.
Pensar en los días vividos constituye un acto de fe.
Los juegos del bingo no son más que tardeadas.
La fecha del fin del mundo es un divertimento escrito por Mozart en 1791.
Los pasos que hay de tu casa a la mía son lo más burdo que se puede decir.
Tenemos un cúmulo de gestos que aún no tienen nombre.
La muerte no es el fin del número.
Los pequeños pastos que le salieron a tu maceta no están alineados con las estrellas.
Los peces que recorren el Nilo son cualitativos.
Tenemos todas las juventudes del Rey Salomón.
Solo se ha dado un beso y lo dio Bruto.
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1 En alemán, la palabra “peso” se compone de 7 letras; en francés, de 5; en checo, de 8; en ruso, de 3.
2 Las mediciones topográficas se realizan en metros que equivalen a: 1) diez decímetros, 2) cien centímetros, 3) mil milímetros, los cuales equivalen a 39.3701”.
3 La epopeya de Gilgamesh, redactada hacia el 2750 a.C., y compuesta de cinco partes, es considerado el poema más antiguo del que existe registro.
4J. S. Bach escribe la Ofrenda BWV 1079 a partir de un tema original del rey Federico II de Prusia. Al no quedar conforme con su improvisación ante el monarca, escribió la partitura con la siguiente leyenda: “Regis Iussu Cantio Et Reliqua Canonica Arte Resoluta” [“El tema proporcionado por el rey, con adiciones, resuelto en estilo canónico”]. Si se lee el inicio de cada palabra, resulta la palabra “Ricercar”: la denominación que se daba a la fuga en la época. Con ello, Bach logra una de las formas canónicas más soprendentes de la historia. Este es el tema original de Federico II:
5 Entre los bárbaros se encuentran: 1) celtíberos, 2) ausentanos, 3) ceretanos, 4) ilercavones, 5) ilergentes, 6) indigentes, 6) lacetanos, 7) layetanos, 8) saramitas, 9) alanos, 10) burgundios, 11) vándalos, 12) visigodos, 13) ostrogodos, 14) suevos, 15) cimbrios, 16) teutones, 17) ambrones, 18) erulos, 19) rugios, 20) lemovios, 21) helecones, 22) sidenios, 23) gépidos, 24) anglos, 25) jutos, 26) sajones.
6 “Bienvenido”, traducido a números binarios, es: 01000010 01101001 01100101 01101110 01110110 01100101 01101110 01101001 01100100 01101111 01110011.
7 “Una operación racional, sin implicar el paso a un nuevo plano del ser, ni a una nueva profundidad de la conciencia; es la figuración, a un mismo grado de conciencia, de aquello que ya puede ser muy bien conocido de otra manera. El símbolo anuncia otro plano de conciencia diferente de la evidencia racional; él es la cifra de un misterio, el único medio de decir aquello que no puede ser aprehendido de otra manera; no está jamás explicado de una vez por todas, siempre ha de ser de nuevo descifrado, lo mismo que una partitura musical no está jamás descifrada de una vez por todas, reclama una ejecución siempre nueva”. Henry Corbin.