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Atzimba

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    Atzimba

    Emilio Hinojosa Carrión
    Tasks

    18 de enero de 1900, a dos días del estreno de la ópera Atzimba de Ricardo Castro

     

    Departamento de utilería

     

    Relación de objetos extraviados y dañados

    No se encuentran cinco plumas de quetzal pertenecientes a la pechera de Atzimba, princesa tarasca.

    El baúl de escenografía está ultrajado, la chapa totalmente destruida y la madera astillada, por lo que se asume que se forzó con una palanca de fierro. Faltan dos mascadas de seda, una color azul lapislázuli y otra verde escabeche, tenían las iniciales “IV”, aludiendo a la asistente de vestuario, Isidora Valcárcel.

    De la extravagante indumentaria de Sirunda, fiel amiga de Atzimba, se ha extraviado el tutú prehispánico color granate y su par, que servía como extra en caso de rasgaduras, ambos bordados con chaquira verde en sus tres olanes. Cabe mencionar que se encontraron en el piso del vestidor de mujeres varias chaquiras sueltas, tanto las verde periquito como las verde musgo.

    Una faja color negro que se tenía en comodato, propiedad de la mezzosoprano Esperanza Dimarías, tampoco ha podido localizarse. Es posible que haya sido sustraída por la misma propietaria.

    En lo que respecta al vestuario de Hirepan, general tarasco, no se halla la utilería de guerra: ni el escudo de plumas de colibríes ni el arco y las flechas, elaboradas con plumaje de pavo reales y garzas agamíes. El modelo del escudo fue copiado del original, prestado por el estado de Michoacán el 12 de octubre de 1899. También se desconoce su paradero.

    Las máscaras de reptil hechas con jade se encuentran en mal estado, pareciera que alguien con saña se empeñó en “rascar” sus ornamentos. Dos de estas máscaras se pueden considerar pérdida total.

    El puñal de sacrificio, elemento central de la ópera, se encontró sin mango, sólo se puede observar la hoja de obsidiana suelta y algunos hilos con pegamento desperdigados por la escena.

    Soledad Goyzueta, la soprano que da voz a Atzimba, princesa tarasca, no se presentó al ensayo el día 17 de enero de 1900. En su camerino se descubrió una carta dirigida al maestro Ricardo Castro que no será entregada sino hasta el día de mañana durante el último ensayo.